La coyuntura económica y social que ha planteado la COVID-19 ha dejado patente no solo la necesidad de impulsar la digitalización de la sociedad, sino de hacerlo además con perspectiva de género. El confinamiento ha dejado al descubierto que muchas empresas no estaban preparadas para desarrollar sus actividades de forma online, lo que ha sido especialmente significativo en el caso de los negocios dirigidos por mujeres de edades avanzadas. El tejido empresarial femenino, compuesto en una destacada proporción por microempresas de carácter local, se ha topado de lleno con la brecha digital de género existente. Y es que aunque el uso de Internet es igualitario entre hombres y mujeres, no es difícil constatar que la presencia de mujeres en actividades tecnológicas es escasa. A raíz de esta observación se ha publicado el documento de trabajo ‘Competencias transformadoras para la igualdad de género en la sociedad y la economía digital’ del Grupo de Expertos Igualdad de Género en la Sociedad Digital (GEIGSD), con el fin de afrontar la digitalización desde una perspectiva de género.
Tras revisar este interesante documento, me gustaría centrarme en dos puntos de vista que considero vitales para explicar la situación actual de la brecha digital femenina y ofrecer soluciones al respecto.
- El primero tiene que ver con la edad: Entre las propias mujeres convive una brecha generacional donde las jóvenes superan a las de edades más avanzadas en el conocimiento y uso de las herramientas digitales. A pesar de que España ocupa el puesto quince a nivel europeo en proporción de mujeres con habilidades TIC por encima de las básicas, aún tenemos un escaso peso en la economía digital.
- El segundo factor son las conocidas desigualdades de género: A menudo observo cómo muchas empresarias de mediana edad suelen situar el pasar tiempo con sus familias por encima de aplicar una estrategia digital para sus negocios. Las convenciones sociales, unidas a los ‘techos de cristal’ empresariales y a una cultura emprendedora por florecer, hace que las mujeres estemos en un segundo plano en el ámbito tecnológico.
A nivel de Cataluña, los datos hablan por sí solos. Las mujeres representamos solo el 8% de los trabajos especializados relacionados con las nuevas tecnologías en el territorio, según el Círculo Tecnológico de Catalunya. En este sentido, ya se está trabajando en propuestas para paliar la situación. El Plan DonaTIC, aprobado recientemente por la Generalitat, plantea la digitalización con perspectiva de género fijando cuatro objetivos principales: despertar las vocaciones tecnológicas, dar visibilidad a las mujeres líderes en innovación, capacitar y formar digitalmente y promover la igualdad en las empresas y el emprendimiento. Queda patente que la voluntad política es atajar la brecha digital de género, ya que sus implicaciones económicas y sociales son notorias. Como afirma el informe de ClosinGap y Vodafone, si se igualara la presencia femenina a la actual masculina en puestos STEM se generarían 31.200 millones de euros más al año, lo que supone cerca del 3% del PIB.
Y nosotras, ¿qué podemos hacer desde nuestro ámbito de actuación para hacer frente a esta realidad? Principalmente, hemos de enviar un discurso empoderador y positivo sobre la digitalización femenina. Las mujeres tenemos que perder el miedo a presentarnos ante la sociedad como expertas en tecnologías y concienciarnos sobre la mejora de nuestras competencias. Así lo entendemos en la Associació Professional d’Empresàries Ap! Lleida, que tengo el honor de presidir. En los distintos talleres y actividades formativas que organizamos todo el año para más de 100 socias trabajamos el networking, la mentorización y la asesoría digital para ayudarnos entre nosotras dentro y fuera del proceso de digitalización. Así, las participantes aprenden de la mano de sus tutoras a utilizar herramientas sencillas como Instagram o WhatsApp o a aplicar estrategias de negocio que combinen el modelo online y offline para dar un gran salto cualitativo en sus proyectos. Porque creemos que romper la brecha digital de género es una labor que ha de empezar por nosotras mismas y por poner de manifiesto nuestras fortalezas como individuos y grupo social. La digitalización con perspectiva de género es todo un reto como decía al principio, pero sin duda uno de los más ilusionantes, ya que supone dar un más hacia la igualdad real en todos los sentidos y de la que cada vez estamos más cerca.
Laia Rogel
Ceo de La Pometa, agència creativa
Presidenta d’Ap!Lleida (Associació d’Empresàries de Lleida i Pirineus)
Bibliografía:
