
Entrevista a Clàudia Roda Cucurull (Agrologikê)
¿Cómo resumirías tu trayectoria profesional?
Empecé en el mundo de las letras —soy licenciada en Filología Catalana e Inglesa—, pero con el tiempo sentí la necesidad de reconectar con la tierra, con las manos y con una forma de vivir más arraigada y coherente con mis valores. Este giro vital me llevó a emprender y a fundar Agrologikê, un proyecto que une producción agrícola, sostenibilidad y respeto por el territorio. Ha sido una trayectoria de transformación personal y profesional, que me sigue enseñando cada día.
Cuéntanos un poco tu formación.
Me formé en el ámbito de las lenguas, y durante años he estado vinculada a la educación y a las letras. Aun así, mi curiosidad e inquietudes me han llevado también a formarme en agricultura ecológica y regenerativa, gestión de fincas, bioeconomía y desarrollo rural. Esta combinación me ha permitido afrontar el proyecto con una mirada global y transversal.
¿Cuál es tu marca personal?
Creo que mi marca personal nace de la mezcla entre sensibilidad y acción. Tengo una mirada muy humana y respetuosa hacia la tierra, y al mismo tiempo una gran capacidad de organización y perseverancia. Me definen el compromiso, la capacidad de aprendizaje y la voluntad de hacer crecer proyectos con sentido, desde la raíz y con visión de futuro.
¿Qué motivos te llevaron a emprender?
Emprender fue una respuesta a un deseo profundo de vivir y trabajar de una manera más alineada con mis valores. Quería tener un proyecto propio, tangible, arraigado al territorio, donde el trabajo del día a día cultivara vida, paisaje y futuro. Me motivaba la idea de construir un proyecto agrícola vivo, con mirada regenerativa, y aportar mi grano de arena a una nueva forma de habitar el mundo rural.
Queremos conocer tu empresa o proyecto. ¿Nos lo explicas?
Agrologikê es un vivero de olivos, árboles frutales y ornamentales, especializado en variedades adaptadas a nuestro entorno. También producimos fruta dulce y ofrecemos servicios agrarios a proyectos y fincas de la zona. Apostamos por una gestión respetuosa con el suelo, el agua y la biodiversidad, y trabajamos para que cada planta y cada árbol que sale de nuestro vivero contribuya a hacer crecer un paisaje vivo y productivo. Es un proyecto pequeño, pero con mucha alma y visión a largo plazo.
¿Por qué te asociaste a Ap!Lleida?
Porque encontré una comunidad de mujeres valientes, creativas y comprometidas. Me sentí muy identificada desde el primer momento. Necesitaba espacios de apoyo mutuo, pero también de inspiración y empoderamiento colectivo. Ap!Lleida me da eso: red, energía y sentido de pertenencia.
¿Cuáles son tus objetivos dentro de la asociación?
Quiero seguir haciendo crecer la comunidad desde el territorio, especialmente desde el mundo rural. Me motiva generar sinergias entre socias, aportar una mirada regenerativa y abrir espacios de cocreación entre proyectos. También quiero aprender de todas las socias y sumar desde donde pueda.
¿Cómo presentarías Ap!Lleida a las personas que no son socias?
Diría que Ap!Lleida es una red de mujeres emprendedoras que se conectan para crecer, compartir y transformar su entorno. No es solo un espacio de networking, es una comunidad con valores, que te escucha y te impulsa a llegar más lejos.
¿Tienes alguna sugerencia de mejora para nuestra entidad?
Veo mucho valor en fomentar espacios de colaboración entre socias con proyectos afines, para crear sinergias reales y potentes. También sería interesante explorar fórmulas como el mentoring entre socias, o grupos de apoyo temático, para compartir aprendizajes, retos y recursos de una manera más estructurada y enriquecedora para todas.